jueves, 25 de septiembre de 2008

El Rico y Lázaro


EL RICO Y LAZARO (Lucas 16:19-31)



Por: Gladys Raquel Hernández






La Palabra de Dios relata en este pasaje lo que nos va a suceder y lo que nos espera con posterioridad a nuestra muerte física si no hemos aceptado a Jesucristo como nuestro único salvador y si no nos hemos arrepentido de nuestras faltas y pecados mientras vivimos en la tierra.

Este pasaje narra que había un hombre rico que se vestía de lino fino y hacía banquete todos los días. También había un mendigo llamado Lázaro que se sentaba en la puerta del rico y estaba lleno de llagas. Este ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico. Un día murió el mendigo y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado (Lucas 16:19-22).

“Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieran pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá para acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”(Lucas 16:23-31).

El presente pasaje tan interesante y sumamente alarmante nos enseña claramente y con detalles las consecuencias que trae la desobediencia al Señor, único y sabio Dios, soberano sobre la historia.

Abraham le habla muy claro al rico cuando le señala la gran sima que separa el Hades o Sheol del paraíso eterno. Eso quiere decir que aunque quisiéramos ayudar a alguien a salir del Hades o Sheol, sencillamente no podemos.

Cabe destacar que el Hades (en griego) o Sheol (en hebreo) es un lugar de tormento, de oscuridad, de total separación de Dios, donde van los impíos (quienes se han rebelado en contra de Dios y no se encuentran inscritos en el libro de la vida) antes de ser lanzados al lago que arde con fuego y azufre por toda la eternidad luego del juicio ante el gran trono blanco (juicio final) (Apocalipsis 20:10-15 y 21:8).

Veamos las siguientes citas bíblicas:
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:12-15).

En el pasaje de referencia, Abraham exhorta al rico a escuchar a los profetas de la época. Actualmente, esta historia se repite, ya que el plan de Dios se hace extensivo a toda la raza humana de todos los tiempos. Dios nos exhorta e insta a escuchar a sus distintos siervos, (personas que han tenido encuentros con Jesucristo, que lo han aceptado como salvador y permanecen en El, que han entendido el llamado de Dios para sus vidas).

Se puede apreciar con mucha claridad en el presente pasaje que tan sólo en esta vida terrenal tenemos la posibilidad de conocer a Jesús y a aceptarlo como nuestro redentor. Por lo tanto, nada ni nadie podrá intervenir por nosotros con posterioridad a nuestra muerte física. La oportunidad es solamente en vida.

¿Cómo es posible descuidar nuestra vida eterna?. Debemos guardar nuestros corazones y cuidar nuestra propia salvación perseverando hasta el fin de nuestra vida. Si no lo hacemos por nosotros mismos, ¿quién lo hará?. Es preciso que reflexionemos. Dios aún es paciente y te espera con los brazos abiertos para que tú te vuelvas a El y pueda morar por siempre en tu vida!!!

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).

“El Señor es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2º Pedro 3:9).

AMEN!!!

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